martes, 16 de julio de 2013

Resentimientos

Justo al momento en el que empiezas a tener resentimiento hacia alguien, te conviertes en su esclavo.
Controla tus sueños, absorbe tu digestión, te roba la paz mental, tu buena voluntad y te arrebata el placer de tu propio trabajo.
Arruina tus oraciones y hasta tu práctica espiritual. No puedes tomar vacaciones sin llevarlo contigo. Destruye tu libertad y te persigue a donde quiera que vas. No hay manera de escapar de la persona a la que le guardas resentimiento. Está contigo cuando despiertas. Invade tu recámara mientras duermes. Hay una silla para él junto a tu mesa y se posa sobre tu hombro cuando estás con quien más amas. Está muy cerca de ti cuando vas en tu auto y cuando estás en el trabajo. No puedes tener ni eficacia ni felicidad. Incluso tiene influencia sobre el tono de tu voz.
Te obliga a tomar antiácidos, te provoca dolores de cabeza y te roba la energía. Incluso te roba tu último momento de consciencia antes de quedarte dormido. Así que si quieres seguir siendo esclavo de aquel de quien menos quieres serlo, guarda todo ese resentimiento, guárdalo por tantos años como quieras llevar a ese otro justo junto a ti…

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